Trump acapara el panorama mediático, con una política proteccionista y una actitud cada vez más conflictiva hacia los países latinoamericanos y en especial hacia México; es claro que durante los próximos seis años tendremos que virar gran parte del rumbo comercial, sustituyendo al vecino del norte por amigos más confiables.
Una mirada al pasado nos hace recordar casos de éxito global, imposible no recordar a Jim O`Neill, precursor de la mayor alianza comercial, bautizando a Brasil, Rusia, India y China bajo la denominación BRIC, un conjunto de cuatro países de gran población, enorme territorio y por supuesto, como mayor aliciente, un verdadero potencial económico. Más tarde, a este selecto grupo se sumaría Sudáfrica, conformando los BRICS como el bloque más representativo, abarcando más de la mitad de la población mundial.
En aquellos ayeres, México vivía inmerso en una política internacional sin precedentes, el TLC fijaba a Estados Unidos como el socio, nos convertía en grandes aliados ante una política económica que hoy por hoy, no solo vive sus días contados, sino que abre la posibilidad de consolidar nuevos retos internacionales para el país.
Introducir un nuevo bloque como alternativa al grupo de emergentes que se impuso en los últimos años, ayudado por la política proteccionista americana, otorga grandes oportunidades de éxito al MIST, una seria apuesta hacia la captación de inversionistas que ven en México, Indonesia, Corea del Sur y Turquía oportunidades para trascender. Quizá no sea novedosa esta alianza internacional, pero ante la cada vez más evidente negativa de continuidad con los tratados establecidos, México debe reafirmar estrategias en mercados con un volumen que permita el ansiado crecimiento.
México busca aliados de grandes dimensiones, encontrando en Indonesia, cuarto país más poblado del mundo, un país industrializado que representa la economía más importante del sudeste asiático. Con tasas de crecimiento del PIB superiores al 5% anual en promedio en los últimos años, solo ha sido superada por China, convirtiéndose en una economía consolidada al estar entre los veinte mejores lugares del mundo.
Jugar y codearse con los grandes exige una preparación a conciencia para estar a la altura, aliándose con una fortaleza financiera que hace del mercado de valores indonesio el tercero en importancia, solo rebasado por Tokio y Shanghai, supone un reto lleno de estrategia y política internacional a favor de un esquema más global. La fortaleza de la moneda asiática le ha permitido apreciarse con respecto al dólar de Estados Unidos, algo que en México resurge después del susto en el tipo cambiario… el peso, vuelve a tener peso.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, un dicho que, al hacer equipo con los países que tendrán un mayor crecimiento económico que los BRIC´s en la siguiente década, coloca a México entre los grandes.
México debe encaminarse a consolidar el proceso de cambio, encender sus motores para lograr las debatidas reformas estructurales que le permitan no solo tener como ventaja su ubicación geográfica, sino posicionarse en un bloque que busca crecer a pasos agigantados.
Hay requisitos que no podemos eludir, un bloque cuyas naciones cuentan con una población altamente capacitada, obliga a una educación de mayor nivel, más generalizada y de fácil acceso. Tener una mano de obra barata pero generadora de productos de alto valor, es un índice obligado para cualquier economía con miras de desarrollo emergente. Barata… ha leído usted bien, de ahí la exigencia de un volumen poblacional al que México debe muy bien dotar de oportunidades, con aspectos técnicos y llenos de valor. Barata… pero empleada, el futuro nos dirá sobre las posibilidades de mejora.
Turquía, quien ya se visualizó para el 2020 dentro de las 10 economías más importantes del mundo, está consciente de su posición geográfica entre Europa y Asia, dispuesta a estrechar lazos con mayor fuerza en otros continentes, entiende a la perfección cómo sus presupuestos deberán privilegiar la innovación y las relaciones comerciales dentro del bloque, una estrategia de ganar-ganar muy afín a lo que vivimos de este lado del charco.
México cuenta por primera vez en su historia, con una oportunidad de migrar sus mercados internacionales hacia Asia y Europa, una propuesta que decide el camino a tomar para no perder esta gran oportunidad del crecimiento futuro.
Apostando a la innovación, al comercio entre aliados, la distribución o la manufactura, no hay posibilidades de poner en riesgo las grandes y ambiciosas metas marcadas para México en los próximos seis años. Una predicción complicada al ver cómo desde el Banco de México se anunciaba una reducción en las expectativas de crecimiento nacional para este y el próximo año. Para el consuelo de muchos, también se dictaminaba una estabilidad en el comercio internacional a pesar de los feos norteamericanos en materia de colaboración económica.
México debe estar entre los once países emergentes con un impacto similar al de los BRICS en la economía global. Bangladesh, Egipto, Indonesia, Irán, Corea, Nigeria, Pakistán, Filipinas, Turquía y Vietnam son los nuevos compañeros de México, aliados que forman un grupo diverso que nos obliga a contar con la capacidad de adaptación, la transformación a través de la inversión y la fijación de un mercado de consumo fuerte.
“El capital humano es el que posibilita la generación de riqueza”, ésta es una cita en la que México debe demostrar de qué está hecho, retos grandes para países grandes, mucho por hacer y poco que perder, en una aventura llena de desafíos, México aspira a tener uno de los más grandes éxitos: saber ganar.