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Basura, fuente de energía alterna

Por: IQ. David Daniel Andrade
Ingeniero químico; líder del Área de Investigación y Desarrollo de Componentes, en la industria automotriz
daviddaniel.andrade@outlook.com

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La generación de basura es uno de los principales impactos ambientales en los cuales el ser humano contribuye al deterioro constante y actual del planeta.

Dentro de todas las acciones que se llevan a cabo para disminuir este gran problema, la primordial ha sido reducir los contaminantes, ya sea evitando el uso de productos no biodegradables o reciclando los existentes. Sin embargo, el flujo de producción de basura sigue siendo considerablemente mayor a lo que se pueda llegar a retrabajar.

Han surgido distintas propuestas para disponer de tal nivel de polución, buscando aprovechar los desechos como una fuente de energía alterna. Dentro de los métodos que hay, se rescatan de manera efectiva dos de ellos: los procesos térmicos, como la incineración o la pirólisis, y los biológicos, como la digestión anaerobia o la biometanización.

En el caso de los procesos térmicos, como el nombre lo sugiere, la basura es sometida a una condición de calor excesivo, gracias a la cual es degradada hasta convertirla en residuos de carbón, aprovechando los gases combustibles como generadores de energía. En el caso de la pirólisis, se calienta el material entre 400 y 600 °C en un ambiente sin oxígeno y se emplea una fuente de energía externa para lograr las reacciones necesarias. En cuanto a la incineración, se realiza sin aportaciones extras, usando únicamente altas temperaturas y oxígeno para la combustión. La primera es de las más comunes en la actualidad, ya que es útil para materiales como neumáticos, plásticos, gallinaza, madera, lodos residuales u otras biomasas. En México, diversas empresas hacen uso de esta tecnología; tan sólo a inicios del 2017, en Allende, la empresa Henan Doing inauguró una nueva planta de pirólisis para el reciclado de llantas, contando, de esta manera, con más de 20 plantas en todo el país. Apostando por un medio de aprovechamiento de estos contaminantes como una fuente de recursos sustentables.

En cuanto al tratamiento de digestión anaerobia, se utilizan microorganismos, los cuales permiten la descomposición del material biodegradable, generando principalmente biogás (con compuestos de metano y dióxido de carbono), así como subproductos (agua y digestato, un semilíquido orgánico).

El metano tiene aplicación en la industria como posible combustible eléctrico, turbinas de gas o generadores de vapor, y en procesos químicos para la generación de hidrógeno, metanol, ácido acético y anhidro acético. El digestato puede emplearse como fertilizante, en el sector agricultor.

Si bien estas son posibilidades que parecen distar mucho de ser efectivas, en países como Suecia la incineración provee energía suficiente para la demanda de calefacción de cerca de 1 millón de viviendas (un quinto total de los hogares en el país), comprobando que nuestras actuales reformas deberían observar más opciones de las existentes, para no continuar contribuyendo con el deterioro de nuestro planeta.