Una de las definiciones más sencillas de ambiente implica que este es el medio o entorno en donde se desarrolla día tras día la vida, en una combinación infinita de actividades, rutinas, relaciones sociales y sinergias ambientales.
Con el paso del tiempo, han existido diversas estrategias con la finalidad de cuidar el ambiente que habitamos, esto a raíz de grandes afectaciones que se generan a causa de factores que, en su mayoría, podrían haber sido prevenidos, hasta cierto punto estaríamos hablando de variables dependientes, sin embargo, son tan de decisión individual que nunca fueron controladas en su conjunto, por ejemplo:
Dichas variables se relacionan intrínsecamente con los disruptores endocrinos, sustancias persistentes que forman parte en la composición de materias primas y productos terminados mucho más comunes de lo que podríamos imaginar.
Una clara muestra de la gravedad de la problemática ambiental es que las Naciones Unidas cataloga la contaminación como una crisis mundial y esto no se da nada más porque sí. Existen pruebas de los efectos de contaminación a lo largo del mundo, algunas de las más persistentes y preocupantes son el deshielo de glaciares de la Antártida y, en este caso, relacionado con los disruptores endocrinos, el gran parche de basura del pacífico, el cual se compone de un millón seiscientos mil kilómetros de aglomerado de plásticos de diversas composiciones, su extensión es tres veces el territorio completo de Alemania, por poner una referencia.
El ambiente marino suele ser el más afectado, siendo destino final de cantidades incalculables de descargas de aguas grises, millones de toneladas de basura y un abismo territorial que no se cubre fácilmente, este escenario es idóneo para que los desechos reaccionen en un medio acuoso, descomponiéndose de manera lenta y liberando componentes tóxicos.
El sistema endocrino es el encargado de brindar señales instructivas, a través de hormonas, a órganos y células que componen nuestro organismo, de una manera más coloquial, es nuestra herramienta de comunicación interna. Existen componentes que dificultan la actividad de este sistema, bloqueando las respuestas que las células deben recibir de las hormonas, o causando confusión entre correctas e incorrectas, haciendo creer a nuestro cuerpo que todo ocurre con normalidad cuando esto podría no ser cierto, dichos componentes reciben el nombre de disruptores endocrinos.
Algunos de los más estudiados son:
¿Cómo llegan estos disruptores al interior de los organismos? Se procesan metabólicamente una vez que son ingeridos, así es, la mayoría de estos los consumimos sin siquiera saberlo, y otros tantos se transmiten vía tópica, es decir, a través de la piel. De manera general, la presencia de disruptores endocrinos en nuestro cuerpo desencadena afecciones graves a largo plazo como el adelanto de la pubertad, la disminución de la presencia de espermatozoides fértiles, incremento en cáncer de mama y próstata, aumento de obesidad y diabetes, propicia la hiperactividad, el autismo y la pérdida de coeficiente intelectual.
Debido al gran uso de estas sustancias en la industria, es difícil pensar en soluciones inmediatas, algunas de las más próximas son dejar de utilizar bolsas plásticas optando por las de origen textil; evitar el uso de telas sintéticas prefiriendo la lana o el algodón, y buscar a nivel macroscópico alternativas que suplan el uso de envases plásticos, que sean igual de efectivas y viables económicamente.